lunes, 18 de marzo de 2024

APRENDER A COMPRENDER LA ENFERMEDAD - Mensaje de María Magdalena por Pamela Kribbe


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Magia de Llamas Gemelas
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APRENDER A COMPRENDER LA ENFERMEDAD
Mensaje de María Magdalena

 

Amadas amigas y amigos: 

Acudo con mucho respeto por el camino que todos ustedes están transitando. Yo Soy María Magdalena, y también he estado en la Tierra en un cuerpo terrenal. He experimentado la confusión, la emoción y la oscuridad que pueden estar presentes en una vida humana. También he experimentado la Luz en aquellos momentos de intuición y profundo éxtasis, porque sentí la presencia de mi alma y esa experiencia me sacó de la confusión y me alejó de la nostalgia que te invade en la vida terrenal.

Ese ir y venir entre la luz y la oscuridad es característico de la vida humana. También es el propósito de la vida terrenal llegar a conocer y respetar los opuestos que se originan tanto en ustedes mismos como en el mundo. La Luz, tanto como la oscuridad, contienen tesoros en su interior. Desde la perspectiva de la Unidad, aquella que trasciende la dualidad de la vida terrenal, no hay conflicto entre la luz y la oscuridad; se trata sólo de la dinámica entre esos dos opuestos.

A través de la oscuridad, ustedes descienden a las profundidades que sólo pueden experimentarse mientras se está en un cuerpo humano, con la mente y las emociones de un ser humano. Desde aquellas profundidades puede nacer una luz que agrega algo nuevo a la Creación, al Universo y al Cosmos. Lo que ustedes están haciendo mientras están aquí en la Tierra es especialmente valioso. Debatirse entre sentimientos de dolor, soledad, confusión, éxtasis, claridad y alegría, es parte de estar en el reino terrenal de la dualidad. Acepten ese flujo y reflujo, porque de esa manera lograrán que la vida sea mucho más ligera.

Muy a menudo ustedes luchan contra esa corriente porque quieren evitar sentirse miserables y retornar al polo de la luz lo antes posible. Sin embargo, de esa resistencia a la oscuridad, surge una separación artificial entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal. Se vuelven antónimos: la luz es buena y la oscuridad mala, pero esa oposición crea una dualidad que es falsa y ficticia. Las emociones oscuras también tienen un valor y contienen mensajes muy significativos. La luz sola no es suficiente. La oscuridad representa un enorme poder, porque de ahí surge la posibilidad de ser un yo independiente que hace elecciones y toma decisiones, que explora cosas nuevas, que crece en fuerza y autoconciencia. Toda la evolución de su alma depende de que ustedes tengan conocimiento de la oscuridad, para que puedan trabajar conjuntamente con ella y transformarla.

Eso se vuelve muy claro y adquiere mucha relevancia cuando están enfrentándose a la enfermedad, con síntomas físicos que interrumpen y derrumban sus hábitos y su vida cotidiana. La presencia de tales síntomas los obliga a sumergirse en la oscuridad, porque debajo del dolor y del nivel físico de la enfermedad, yace toda una represa de emociones que ha sido reprimida durante un cierto tiempo y que quiere ser vista. Son esas voces en la oscuridad que a menudo se hacen oír gracias a la enfermedad. Sin embargo, debido a que ustedes a través de su crianza y de su sociedad, han crecido con muchos prejuicios acerca de lo bueno y de lo malo, de lo que puede y no puede ser, reprimen los mensajes de la dolencia y se centran solo en los síntomas físicos, es decir en los aspectos externos de la enfermedad.

Yo los invito a observar la enfermedad más profundamente, y eso comienza con suspender todos los juicios acerca de lo que es malo y de lo que es bueno, que tan perjudiciales son para el examen interno, para la exploración de sí mismo. La enfermedad no es mala en un sentido moral. Por supuesto es molesta, inoportuna, dolorosa y, por lo tanto, es natural que ustedes anhelen la salud y la armonía. Pero la enfermedad en sí misma no es mala, es el resultado final de un proceso interno y una dinámica entre reprimir y querer ser visto, y tal dinámica se da a conocer a través del cuerpo.

Vean a su cuerpo como un instrumento muy puro. Mientras su cabeza está llena de juicios morales acerca de lo bueno y lo malo, el cuerpo permanece ajeno a eso. El cuerpo se halla al margen del reino del juicio y de la moralidad y eso en sí mismo es un milagro; el cuerpo no se enredará ni se unirá a las voces del prejuicio, del miedo y de la moralidad. En este sentido, el cuerpo es el instrumento más puro que tienen a su disposición aquí y ahora.

No consideren al cuerpo sólo como una cosa física, sólo como un trozo de materia, sino como un fenómeno o manifestación mucho más compleja. El cuerpo es, ante todo, un campo de energía. Siéntanse a ustedes mismos desde la cabeza a los pies. Sean conscientes de la corona de su cabeza y de sus pies y dedos de los pies, y sientan que a su alrededor hay un campo que lo abarca todo. Ese campo no acaba en la superficie de su cuerpo, se extiende más allá y es mucho más grande que su cuerpo.

El campo del cual les hablo, ese campo de energía suyo, está relacionado muy estrechamente con las células y los órganos que componen su cuerpo a nivel físico. El cuerpo y el campo están profundamente entrelazados; uno no existe sin el otro. Sientan el campo viviente en y alrededor de ustedes y conéctense con él. Respiren profundamente y relájense. Ese campo contiene la verdad sobre ustedes y está muy cerca, los impregna y los rodea y, sin embargo, no suelen llegar a él porque sus pensamientos actúan como una barrera que los aparta de las señales y de los impulsos, de la verdad que representa su cuerpo.

La barrera mental está compuesta de juicios, normas y de cómo tendrían que ser las cosas, lo que está permitido y lo que no. Esa barrera funciona como una espada de corte porque divide y compartimenta sus experiencias y emociones en cajas, y así el flujo suave, la unidad de la totalidad, se rompe y se fragmenta. Traten de sentir el campo sin pensar en él; simplemente permitan que sea. Saluden a su cuerpo, al campo de energía sofisticado y afinado que es. Su alma está tan presente en ese campo como lo está en las células físicas de su corazón, de sus órganos, de su sangre, y todo ello está íntimamente ligado.

Lo que los desconecta de ese campo viviente son sus pensamientos, que juzgan y separan. Desháganse de eso y dense la bienvenida a ustedes mismos. Vayan contra todos esos prejuicios centenarios diciéndole “sí” a su corazón, a su vientre, a todas las emociones que llevan dentro de ustedes, a lo llamado bueno y malo, y véanse como un todo. ¡Sean libres en ustedes mismos! Asuman que todo lo que está vivo ahí en este campo es bueno, que es bienvenido y tiene un valor.

Ahora, imaginen que conscientemente buscan los bordes de ese campo. Vean si pueden sentir hasta dónde se extiende, lo grande que es y lo bien que se sienten ahí. Imaginen que se deslizan ligeramente a lo largo de esos bordes y que afirman: “¡Sí, esto Soy Yo”! y determinen si el campo se extiende debajo de sus pies y si mantiene contacto con la Tierra. Si no lo hace totalmente, diríjanse conscientemente debajo de sus pies y sientan cómo la energía de la Tierra les da la bienvenida y los acoge.

El poder nutritivo y sostenedor de la Madre Tierra los ayuda a sentirse más relajados y serenos dentro de su propio campo de energía, y lo hace sin juzgar. La Tierra y su cuerpo van de la mano; trabajan desde el mismo dinamismo, desde la misma sabiduría. Ese es el comienzo de la conexión con la energía de una enfermedad o dolencia; libérense de cualquier prejuicio y vuelvan a casa con ustedes mismos. Sientan cuánto necesitan esa conexión y cómo la han perdido. Juzgarse a uno mismo y compararse continuamente con los demás es perjudicial, crea tensión y nerviosismo.

Para aprender a comprender la enfermedad, es necesario volver a casa contigo mismo, aceptar quién eres y entrar al campo del no-juicio que está alrededor y en tu cuerpo. Imaginen, a medida que se serenan y permanecen en un estado de tranquila observación, que un portal aparece ante su ojo interior. Detrás de ese portal está una parte de ustedes que han perdido, que no han querido ver. Su cuerpo experimenta una dolencia o una desarmonía porque ustedes quieren mantener esa parte bajo llave y con cerrojo. Borren los pensamientos acerca de lo que esa parte podría ser e imaginen que el portal ya está abierto. Con su atención y serenidad puesta en esa presencia, en esa energía, en esa parte de ustedes, vean cómo se les permite salir. Ahora, ya no sienten la necesidad de refrenarla. Limítense a ver lo que sale y lo que sucede. Y recuerden que ¡todo es para bien!

Si están a punto de emitir juicios o si comienzan a dudar de que el proceso esté funcionando, borren esos pensamientos de nuevo. Ustedes no tienen que ver nada, simplemente tienen que sentir lo que sale del portal y aceptarlo. Si sienten pesadez o un cierto estado de ánimo o si ven una imagen o un color saliendo del portal, pregunten dónde se ubica en su cuerpo. Lo que sale es una energía emocional que ustedes han reprimido y ahora es conveniente que sepan dónde está teniendo lugar en su cuerpo esa represión. ¿Está ocurriendo en la parte superior o inferior de su cuerpo? ¿En algún órgano en particular o en una cierta ubicación de su campo de energía? Simplemente busquen algo que llame su atención en el campo de energía que ustedes son. Dejen que el cuerpo les hable; él quiere hablarles, darles sugerencias, permítanse ver algo. Ábranse, e incluso, si en un principio no les da resultado, háganlo nuevamente cuando estén solos y en un estado de relajación.

Conéctense con el campo que no sabe de juicios. Imaginen que hay un portal a través del cual algo que les pertenece y que tanto han reprimido, quiere mostrarse y manifestarse. Dejen que la conciencia y la luz fluyan hacia la parte de su cuerpo que ha sufrido por la represión. Y da igual si el proceso de conexión con su cuerpo no produce resultados notables inmediatamente. Ustedes están luchando contra tradiciones anticuadas de ver las cosas basadas en el miedo y en el juicio. Recuperar la conexión pura intuitiva con su cuerpo les exige que se entreguen a un estado de quietud y de no-juicio. Si hacen eso regularmente, comenzarán a sentir lo efectivo que es. Incluso si el mensaje no les llega inmediatamente, será beneficioso permanecer con uno mismo en ese nivel tan puro.

Finalmente, les pido una vez más que experimenten el poder de la Tierra bajo sus pies y también mientras está presente en su cuerpo. Sientan la fuerza natural y la ausencia de juicio que hay ahí. La Tierra sabe intuitivamente lo que ustedes necesitan sanar, tanto a nivel físico como emocional.

Reciban su fortaleza ahora y estén abiertos a la fuerza de la Tierra dentro de su cuerpo.

¡Y así es!

Muy amorosamente,

MARÍA MAGDALENA

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