GRAN CRUZ CÓSMICA DE ABRIL
“EL INICIO DE LA MANIFESTACIÓN CÓSMICA”
“EL INICIO DE LA MANIFESTACIÓN CÓSMICA”
Nos dice el
antiguo comentario: “Cíclicamente se inicia un día de manifestación cósmica. Lo
absoluto, lo eterno, lo inmanifestado se proyecta en un plan de manifestación
objetiva, dando origen, causa, impulso, fundamento de ser y vida a todas las
entidades que en este nuevo espacio tendrán su hogar.”
Tras el potente y
poderoso periodo de “gestación” en el que la humanidad y todos los reinos
convocados que en este excepcional momento evolutivo han unido y concentrado
sus fuerzas para atraer a la manifestación una revolución consciente de la
Tierra, nos enfrentamos al nacimiento, a la exteriorización, a la plasmación de
la gran corriente universal, que procedente de las Pléyades (tres grandes
corrientes procedentes de la llamada “esposa” ocultamente, pasan por todo el
sistema solar de forma cíclica) nos revela un nuevo periodo de
manifestación cósmica.
Nuevamente en el
primer día en que Tauro comienza su influencia, difractando directamente las
corrientes cósmicas vertidas desde las Pléyades, y cuya fuerza es parte
de la cruz Fija, la cruz del fuego de Amor, del gran “mediador universal” Hijo,
de la profunda noche y de la clara luz del día, llega a su máximo esplendor la
Gran cruz Cósmica, que tras su primera influencia “La Espada de Dios” que
activó la raíz marcando el inicio de los acontecimientos durante el Wesak 2011,
nos conduce ahora a un periodo de manifestación plena, a un tiempo poderoso,
donde la mente divina, tras haberse proyectado sobre la substancia
(sacralizada, sanada, elevada por el gran esfuerzo y enfoque de buscadores,
meditadores y servidores de este tiempo) ha dado a “luz” la semilla, el
fohat, el puente de energía dinámica capaz de organizar y manifestar la
perfección y el orden de esta nueva era dorada planetaria.
El sol en
conjunción con Mercurio el gran mensajero de los dioses, fuerza difractada de
Sirius el hijo, el puente entre la fuerza masculina de la Osa Mayor y la fuerza
femenina de las Pléyades, y que junto a nuestro Sol y las Siete Hermanas forma
un potente triángulo cósmico, envuelve el aura planetario otorgándonos un
periodo imprescindible de relación íntima con nuestra conciencia, con los
niveles, espacios, densidades y vibraciones con la que ésta ha estado
experimentando su propio despertar, envolviéndonos en un periodo virgen, puro
donde el conocimiento re- nace como sabiduría interna, como movimiento natural
de una mente que no “piensa en evolucionar”, sino que simplemente realiza la
perfección de su esencia dejando caer un velo tras otro, en una alquimia
natural del hombre divino.
El aura
planetaria el Ánima Mundi reconstituida por el poderoso esfuerzo de la
humanidad en servicio y la extremada influencia que Shambala y la Jerarquía
espiritual han estado suponiendo en los procesos psico-emocionales del planeta,
nos acerca al momento de ascensión del Logos Planetario, al proceso de retorno
de Gaia al centro vibracional del Logos Solar, a su sutil y etérea substancia
mental, a sus altísimos niveles vibracionales, convocando y exteriorizando este
período de grandes iniciaciones galácticas, donde tanto en los niveles
micro-cósmicos, como macro-cósmicos, todo el sistema está inmerso.
Venus, Júpiter y
Saturno (tres de los siete hijos de la luz) en trígono sobre Piscis, (símbolo
del salvador) Cáncer (Alma grupal-Humanidad) y Escorpio (pruebas-iniciaciones
espirituales), dibujan este primordial espacio de manifestación cósmica, donde
los caminos, han sido “atraídos” y concretados, y el verdadero Ser, el Alma
liberada, comienza su andadura de “servidor a salvador”, de inercial canal, a
soberano mago, de la noche profunda a la luz del mundo.
Venus, alter ego
de la Tierra quien ha estado danzando con los fuertes lazos que le unen a Gaia
y sus hijos, generando una y otra vez los movimientos e influencias del
despertar intuitivo de la mente humana en este periodo, multiplica su
influencia marcando el ritmo claro de su vibración en una vuelta superior de la
espiral, atrayendo las ilimitadas formas perfectas de Sophia (la sabiduría, el
Amor) la radiante substancia femenina de este sistema, cualidad inherente de la
Vida Una.
La actividad
verdadera surge de lo profundo del ser para co-crear activamente en la
manifestación cósmica.
“Veo y cuando el
ojo está abierto todo se ilumina”…Nace la verdadera facultad conocedora, la
verdadera esencia del Alma, el hijo, el mediador entre el Espíritu y la
Materia, la mente intuitiva que abandona el conocimiento para abandonarse y
darse impulso en la pura creación, en la vibrante creatividad que no está atada
a fórmulas ni a creencias, sino que simplemente es plenamente consciente de sí
misma, de sus trinidades, de sus cuartenarios, a quienes nutre e inspira, a
quienes convoca, reúne y sintetiza en un gran y poderoso centro de Amor, donde
la ley perfecta se manifiesta, y el hombre recupera su divinidad.
En un movimiento
natural la personalidad arropada por el re-nacimiento del Alma liberada en su
voluntad de unificar y sintetizar, un enorme y sutil campo vibracional envuelve
los niveles físicos y etéricos del hombre y el planeta, precipitando sobre la
materia los nuevos caminos, las ideas, las causas que desde el inicio de la
Gran Cruz en 2011 se han ido gestando y organizando en los niveles
inmanifestados de la mente, y que comienzan su manifestación objetiva, su
despliegue, su concreción, tras la gran destrucción de karmas, inercias y
miedos que han sido restaurados y repolarizádos hacia el mundo solar y
evolutivo del Alma.
Los
acontecimientos intuidos en el reino interno de cada ser, van a ser
experimentados con la plenitud de un renaciente cuerpo físico, vibrante,
preparado para mantener ancladas en él las poderosas fuerzas superiores de
forma ininterrumpida. El campo etérico y astral refinado, sutilmente elevado
sobre si mismo ha de comenzar un poderoso tiempo de híper-comunicación con las
dimensiones superiores y el eco-sistema planetario y cósmico, precipitando una
y otra vez la manifestación de las “ideas” que han de proliferar llegadas de la
mente abstracta, y que la mediación del Alma ha de convertir en vibrantes
factores para que el plan se concrete en una meta inteligente, llena de amor,
verdad y belleza.
Tras la
“resurrección” del periodo pascual, esta gran influencia cósmica nos prepara
para un año lleno de acontecimientos, lleno de revelaciones precipitados por
nuestros propios pasos dinámicos, activos, esenciales.
La iniciación, la
liberación del guarda del Umbral que se arrodilla ante el Ángel de la Presencia
y entrega su fuerza de manifestación a la sabiduría convocando un halo, un
tiempo, una sutil percepción del Avatar de acuario, del tiempo de Cristo-Budha
que es sentido y convocado, no ya a través de canales externos, si no en el
poderoso fuego interno, en el profundo centro del ser humano, en su conexión y
simbiosis planetaria, que le acerca, que le lleva, que le mece, en un tiempo de
poder trascendental donde el “Yo soy el camino, la verdad y la vida” no surge
de las páginas de la historia, si no que arde en la sabiduría ancestral de cada
ser.
Vivan su propia
manifestación. Manifiesten la vida verdadera.
Bendita la danza
de visionarios y sus Almas.
Namasté.
Anabel.C.Huertas
http://angelesdebarro.com/2014/04/16/gran-cruz-cosmica-de-abril-el-inicio-de-la-manifestacion-cosmica/
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