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Magia de Llamas Gemelas
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REVERENCIATE A TI MISMO
Mensaje de YESHUA
Amadas amigas y amigos, hermosos hijos de la Humanidad:
Yo Soy Jeshua, tu hermano y amigo. Estoy contigo y sostengo tu mano. Yo también he recorrido el camino en el que estás y he conocido las profundidades de la desesperación, la tristeza intensa y la nostalgia del Hogar. Os conozco interiormente porque sois mis seres amados, mi familia, y os doy la bienvenida aquí y ahora.
Tú eres portador de un mandato sagrado, que es difundir la Luz del Cielo y el Sentimiento de Amor del Hogar aquí en la Tierra. Y ante todo, por ti mismo, para aligerar tu carga desde adentro con amor, mansedumbre y humildad hacia ti mismo.
Se os pide que reverenciéis profundamente quienes sois para que deis forma aquí a la Luz de vuestra alma. ¿Puedes hacer eso? ¿Puedes juntar las manos sobre tu corazón en el conocido saludo oriental Namasté —«Me inclino ante ti”»— e inclinarte ante ti mismo? ¿Y por qué te pido esto? Pues porque no te inclinas ante ti mismo ni a menudo ni voluntariamente. Reverenciarse significa aceptarse por completo tal y como uno es ahora: ser totalmente uno mismo y desapegarse de todo lo demás, como con una suave exhalación.
La verdadera humildad consiste en estar completo en el momento presente, pero eso no es todo. En esa humildad, la que muestras al inclinarse ante ti mismo, radica la confianza en que hay un ser-semilla perfecto dentro de ti que solo desea germinar, abrirse, florecer y crecer. ¿Qué nutre a ese ser-semilla, qué es lo que lo hace florecer y crecer? Lo que más nutre a ese ser-simiente es la atención silenciosa, el aprecio y cuidado. Da un paso atrás y mírate a ti mismo como el gran y especial ser que eres. Internamente, acércate a él con admiración, como si estuvieras acercándote a algo maravillosamente precioso. Puede que lo veas como un niño o como la semilla de una planta o como una serie de colores o energías, pero lo que en realidad estarás viendo es al ser del alma que eres.
El alma despierta gradualmente a través de vastas corrientes de tiempo y espacio. Del alma, brotan diferentes corrientes que se relacionan y visitan la Tierra, y esas son vuestras encarnaciones en ella. De todas y cada una de las encarnaciones, el alma guarda algo dentro de sí: experiencias, conocimientos, sabiduría, y también dolor e incomprensión, y el alma tiene que digerir todo eso. El alma se halla en un proceso constante de transformación, de crecimiento, que se vuelve cada vez más exuberante. La semilla germina y lo que sale es una maravilla, un ser de belleza y esplendor que se torna infinitamente más grandioso en el cosmos. Al crecer y florecer, la luz se esparce como una manifestación única, porque ninguna alma es igual. Cada alma difunde la Luz del Universo, la Luz de Dios, de forma personal.
Ahora estás inmerso en una de las muchas encarnaciones de tu alma. Eres como un rayo de Sol conectado a tu alma y, puesto que estás conectado con tu alma, también estás conectado con los otros rayos de encarnación de tu alma. Dentro de la encarnación en la que ahora te encuentras, algo especial está en marcha, algo milagroso, y es que la energía en la Tierra está comenzando a cambiar. Las personas están encontrando más y mejor acceso a su realidad interior y a su alma. El velo, como tú lo llamas, entre el otro lado y la vida cotidiana se vuelve más fino y transparente. Las personas están buscando a tientas el sentido y la importancia de su vida. La Tierra misma y las esferas alrededor de la Tierra, cambian junto con esa búsqueda para que os volvais más permeables y accesibles a vibraciones superiores y verdades esenciales, y vosotros queréis absorberlo todo y traer a la Tierra el conocimiento de vuestra alma y la conexión con el Uno, eso que conecta a todas las almas. Estáis deseosos de establecer esa conexión y esta vida es muy apropiada para hacerlo.
La vida en la Tierra, como un todo, ahora quiere alcanzar una vibración diferente y volverse radiante al nivel del alma, con la ligereza, la armonía y la inspiración que la acompañan. Vosotros sois los destinatarios, los canales de esa nueva energía que ahora está naciendo en la Tierra. Al recibir la energía del alma, se libera información y, junto con esa liberación, a menudo aparecen viejas cargas emocionales de vidas anteriores, como las llamáis, de otras encarnaciones, otros rayos del sol que es vuestra alma. Y eso sucede por una razón, y es que, a medida que te familiarizas con esas cargas emocionales, las redimes y las transformas conscientemente, traes paz a tu alma.
A menudo, veis el alma como algo superior a vuestra personalidad, pero la verdad es que el alma aprende, crece y comienza a florecer gracias a la interacción con vuestras encarnaciones, con vosotros. De manera, que no subestiméis el significado de vuestra vida aquí y ahora en la Tierra. Haces una diferencia para tu alma. Cuanto más vivís con apertura y conciencia y os inclináis ante la realidad de quiénes sois, más enriquecéis vuestra alma en el nivel más profundo.
Ahora quiero hablar de esas emociones pesadas, el dolor profundo y las dudas, en parte acarreadas por otras encarnaciones, que surgen en ti en este momento y, simultáneamente, en muchas otras personas. Este proceso no es solo un proceso individual, también es colectivo, y uno de gran importancia no solo para ti, sino para toda la Conciencia Colectiva de la Tierra. También afecta a los seres que no son humanos y a la Naturaleza en general. Potencialmente, tú eres un transformador profundo de la vieja energía y, a veces, tienes que lidiar con viejas cargas emocionales violentas que te confunden y te atribulan. La mente humana ni siquiera puede imaginar, y mucho menos alcanzar a ver, todo lo que hay dentro de ti que desea liberarse para ser sanado. Ahora, capas y capas muy profundas de viejos dolores y nostalgias están saliendo a la luz, no solo dentro de ti, también en otras personas con las que estás conectado. Lo quieras o no, te des cuenta o no, tú no eres solo una partera para ti mismo, también lo eres para todo un movimiento que quiere desarrollarse en este momento. Y, para cumplir con este papel de partera, tienes que poseer el poder de la autoconciencia.
Al mismo tiempo, verse privado de la fuerza de la autoconciencia, es parte del trauma más profundo del ser humano; haberse alienado de su conocimiento original, de su instinto de sabiduría y verdad. La gran impotencia que habita en las personas, es su mayor obstáculo para recibir y transmitir una nueva energía en la Tierra. La gente se ha desanimado profundamente en su creencia en sí mismos, y te pido que sientas ese desánimo durante un momento. Siente la necesidad que tienes de nutrirte de fuentes externas, a través de otras personas y a través del conocimiento y la sabiduría de «expertos», cuyas palabras parecen ser muy ciertas y estar bien fundamentadas. Esa necesidad también juega un papel en tus relaciones. ¿Con qué frecuencia buscas el reconocimiento ajeno, el deseo de ser alguien allí? Tan profundo es el vacío interior en la mayoría de las personas, que no son conscientes de la búsqueda constante de ese reconocimiento exterior. Siente ese vacío en ti mismo; ser consciente de ello, es un signo de fortaleza. Imagínate a ti mismo como un pozo en el que cae alguien, un hueco solitario rodeado de paredes grises, sin medios de conexión ni seguridad ni calidez. Casi todos los seres humanos que habitan la Tierra tienen ese vacío interior. Mira esa figura que cae en ti; ve la desesperación que hay en sus ojos. Observa cómo anda a tientas alrededor de sí mismo en busca de apoyo externo. ¿Por qué te has alejado tanto de tu conocimiento interno, de tu coraje y fortaleza internos?
La respuesta está en la historia de la Tierra. Ha habido una interacción de poder e impotencia. Hubo, y todavía hay, una fuerza en la Tierra que no proviene de la Luz, sino que se alimenta del dolor de los demás y que crece mediante el poder y el control. En un nivel profundo, todos vosotros habéis sido afectados por ese poder que podríais llamar “malo” o “malvado”, en el sentido de que es una fuerza que rechazáis porque quiere volveros insignificantes y débiles. Puedes observar ese poder y esa fuerza activa en la política, en la religión, en todas las esferas de la sociedad. Y ese poder, junto a las exigencias, los prejuicios y los tabúes que lo acompañan, penetró y se grabó en las personas que absorbieron esa energía y comenzaron a pensar y actuar de la misma manera.
Por contradictorio que parezca, esa fuerza oscura de la que hablo, también es parte de Dios. Es una parte que perdió el rumbo y cayó en un profundo vacío, donde la lucha por el poder parece ser la única salida. Daos cuenta de que cada alma, cada ser viviente, ha conocido dentro de sí esa lucha por el poder y que también la ha ejercido. Tú has representado tanto el papel de agresor como el de víctima. El juego de la oscuridad y la Luz es parte del universo.
Ahora es el momento del cambio. Una serie de energías puede crear una espiral ascendente o descendente. En una espiral ascendente, la oscuridad y la negatividad pueden convertirse en un motor de crecimiento y, por lo tanto, tener sentido. Pero en una espiral descendente, falta significado y el sufrimiento y el dolor pueden arrojar una sombra profunda que ya no es productiva y que vierte un velo sofocante sobre las personas. Eso es lo que sucedió en la Tierra, pero ahora es el momento de invertir la espiral y darle un empujón hacia arriba. La Tierra lo pide porque ya no puede soportar el sudario asfixiante de la negatividad, lleno de polución y asfixia. Y la humanidad ya no puede soportarlo, porque hay demasiado sufrimiento. Por lo tanto, suena, desde lo más profundo de la humanidad, resuena el llamado al cambio, la sanación y un giro hacia la Luz.
Vosotros sois quienes habéis escuchado esa llamada en vuestro ser, por lo que es crucial que os deis cuenta de quiénes sois y con qué fuerzas y juegos de poder estáis tratando. A veces piensas en ello demasiado a la ligera y otras veces demasiado en serio. Te lo tomas a la ligera cuando estás impaciente y quieres emerger a la Luz. Quieres ir más rápido de lo que puedes ir, por lo que, en esos momentos, no te inclinas ante ti mismo, sino que luchas contra ti mismo porque crees que las cosas tendrían que ser de otra manera. En esa situación no es tu corazón el que habla, sino que es tu voluntad la que habla de la necesidad de control y poder. Tendrías que dar un paso atrás y considerar el alcance de los procesos de sanación por los que estás pasando, porque solo así podrás sumergirte en tu ser y emerger a la Luz. Por otro lado, a veces experimentas ese proceso con demasiada seriedad y rigor y hasta puedes sucumbir a sensaciones de asfixia, opresión en el pecho, desesperación y soledad aquí en la Tierra. Esos son momentos en los que todos los guías que te rodean y yo, procuramos estar muy cerca para asistirte y decirte lo amado que eres y de qué manera puedes abrirte a la Luz.
Tu alma está muy cerca y se os pide que tengáis respeto por todo lo que habita en vosotros, incluso cuando mucho de lo que hay allí es una carga muy grande. Procurad ver esta vida como una vida de sanación e integración y dejad que el proceso interno se desarrolle al ritmo que necesitas para poder mantenerte equilibrado.
Date cuenta de lo importante que es dicho proceso interno. Tú sueles fijarte en la parte externa de la vida y en qué clase de logros consigue alguien en la sociedad y la forma visible que toma, que tan importante es en tu mundo. Sin embargo, es muchísimo más importante lo que está ocurriendo dentro de tu corazón, lo que sientes y lo que piensas; por lo tanto, procura reservar un espacio en ti mismo para esas viejas cargas emocionales y energías, a veces de vidas lejanas, que ahora quieren salir a la Luz.
A menudo estás «moviendo montañas», pero debido a que los resultados no se concretan inmediatamente en el exterior, piensas en ello de manera un tanto despectiva. ¡Hónrate y reverénciate a ti mismo! ¡Fíjate en la grandeza de lo que estás haciendo! Respeta tu proceso interior y, cuando se vuelva demasiado pesado y esas viejas cargas emocionales que surgen sean asfixiantes, dirígete a tu centro. Siente ese poder eterno e imperecedero y recuerda quién eres verdaderamente. A pesar de ahora estás aquí en la Tierra enfundado en un cuerpo de carne y hueso, básicamente eres libre, totalmente libre. Eres un Ser de Luz sin ataduras y puedes estar en todas partes al mismo tiempo. Puntualmente, es posible que anheles un mundo diferente y desees conectarte con los reinos internos de Luz de los que procedes. Y, a veces, puedes retirarte de este mundo y ver en lo profundo de ti mismo que no perteneces aquí, en el sentido de que no eres parte de las energías pesadas que aquí prevalecen. De esa manera, entras y sales del mundo. Participas en él, digieres y transformas viejas cargas emocionales de otros tiempos, pero también puedes retirarte a tu Luz, a tu juego y libertad.
¡Observad el puente que sois entre la oscuridad y la Luz! Ese es el verdadero significado de ser humano. De manera que sentid vuestra grandeza al hacerlo. Eso es lo que quiero enfatizar hoy. Vosotros sois los maestros de un Nuevo Tiempo; vosotros construís el puente. ¡Reconoceos! No os ocultéis detrás del pudor o la humildad deshonesta y falsa. ¡Mostrad vuestra grandeza! ¡Demostrad quiénes sois verdaderamente! Dejad que luzca la Luz de vuestra alma. Con cada respiración, liberaos y abríos más a la Luz de vuestra alma. Sentid cómo irradia el Sol que sois. Percibid lo ligero que se vuelve este espacio porque vosotros estáis aquí unidos. Esa Luz imperecedera es lo que sois. Por eso os saludo como hermanas y hermanos y por eso creo y confío en vosotros como pioneros de un Nuevo Tiempo en la Tierra.
Muchas gracias por vuestra atención.
JESHUA
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