Cada uno de nosotros
ha de unificarse con el otro yo, un ser semejante a nosotros (del mismo sexo)
pero con pensamientos, deseos, memorias y conocimiento muy distinto, y casi
diría complementario, al nuestro. Así el soñador
ha de unirse al soñado,
el meditador al meditante, el enamorado al amante… en el que los primeros
habitan el mundo conocido del tonal
y los segundos el mundo desconocido del nagual
(quetzalcoatl
y su hermano gemelo xolotl
—otra parte de sí mismo— que era deforme y se presentaba como un perro, uno era
la estrella de la mañana y otro la de la tarde y esto ejemplificaba la relación
entre el sol y venus).
Pero sin esta fusión
ninguna plenitud ni sabiduría es posible porque ambos forman parte del yo verdadero, ambas
realidades son yo que
estoy aquí y estoy allí. La cultura y la industria se niegan a
permitir que la puerta del otro lado quede abierta (no podrían seguir con su
régimen de esclavitud, basado en el trabajo obligatorio, la compra compulsiva,
el sistema financiero, las hipotecas, los medios de comunicación), pero los
aventureros del espíritu han de mostrar el camino a las gentes sensibles que
entran en crisis purificativa, dentro de este escenario surrealista que
llamamos lo cotidiano.
También sabemos que,
en el tonal,
por cada alma existe un alma gemela, así fuimos creados dobles, una firma
divina en el ser pero con dos conciencias, shiva
y shakti, lo divino masculino y lo divino femenino (ahora existen
otras variantes). Y así, con doble polaridad, está marcado todo el universo
conocido. No se trata de otro
ser en un cuerpo físico distinto, sino de una parte de nuestra
envoltura luminosa o campo energético que siempre ha estado conectada con
nosotros. No hay manera de separarse del gemelo
precioso porque también soy yo, somos la misma energía y fuimos
creados juntos. Todos lo buscamos casi obsesivamente a lo largo de nuestra
vida, pero no podemos encontrarlo en el exterior, sólo dentro. Sin duda que
repetidas veces creemos que ya por fin lo hemos conseguido, pero luego se
repiten los viejos patrones y surge la separación.
Todo lo que quiere
nuestro corazón, el espíritu nos lo concede, sin importar ni juzgar un deseo
como bueno o malo. Pero lo que sucede es que asumimos un buen racimo de
creencias limitativas
en nuestro corazón como que el amor duele, que hace falta ser perfecto para ser
amado, que después de una oportunidad fallida es muy difícil volver a encontrar
el amor, etc. Y nuestra vida refleja estas creencias inconscientes. Sin duda
que cada amante reflejaba una chispa del alma gemela, pero toda idea de que hay
algo más que amor verdadero y desinteresado, que es el que otorga el alma
gemela, oscurece el camino para el reencuentro. Nuestras relaciones son un reflejo de lo que esconde
nuestro corazón. Una vez liberadas estas cadenas mentales el
alma gemela puede acercarse. Si tú te acercas pero el otro no está libre, es
posible que tú tampoco estés libre.
No se puede buscar
al alma gemela como a una pareja transitoria, porque el alma gemela siempre
está disponible para nosotros. Si la sientes cerca y no llega es que tu miedo
aparece como un obstáculo al amor total. La relación con el alma gemela nunca
romperá otra relación, el amor trabaja de otra manera, no comienza causando
dolor a otra persona que es la pareja de nuestra alma gemela. Y cuando el miedo
se diluye y ambos están despiertos completamente, entonces se encontrarán
libres y listos para una vida juntos. El corazón de las mutuas parejas les
conducirá seguramente hacia otro lado y entonces ambos, abiertos a la verdadera
locura del amor místico y físico, se mantendrán unidos para siempre.
http://www.emiliofiel.com/2014/04/29/29-de-abril-dos-almas-gemelas-y-un-solo-ser/
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