miércoles, 8 de enero de 2014

LO QUE DIOS UNIÓ, NO LO SEPARE EL HOMBRE...


LO QUE DIOS UNIÓ, NO LO  SEPARE EL HOMBRE...
LUNA / abril 9, 2009


Cada uno de nosotros tiene un alma gemela -o llama gemela- con quien fuimos creados al principio. Dios te creó a ti y creó a tu llama gemela a partir de un “cuerpo de fuego blanco”. Separó ese ovoide de fuego blanco formando dos esferas del ser: una con una polaridad masculina y otra con una polaridad femenina, pero ambas con el mismo origen espiritual y patrón único de identidad.

Miles de años atrás, tú y tú llama gemela os ofrecisteis ante el Dios Padre/Madre para descender a los planos de la materia a fin de llevar el amor de Dios a la Tierra. El plan original consistía en que encarnarais unas cuantas veces, con el propósito de que cada mitad del Todo Divino aprendiera a ser el instrumento del Dios Padre/Madre.

Nuestros primeros tiempos en la Tierra fueron dichosos y, de hecho, habríamos continuado compartiendo la belleza de una relación de amor cósmico con nuestra llama gemela durante muchas encarnaciones, si hubiéramos permanecido en armonía el uno con el otro y con Dios. Sin embargo, caímos del estado de perfección al hacer mal uso de la Luz de Dios. Ése es el verdadero significado del relato del Jardín del Edén.

De haber retenido la armonía del Uno, el éxtasis de nuestro amor se habría prolongado a lo largo de nuestras vidas en la Tierra. Pero el perder la armonía - por miedo, desconfianza, o por un sentimiento de separación con respecto a nuestra Fuente- nos convertimos en víctimas de nuestro karma negativo. Separados en cuanto a vibración, y ya sin mostrar preferencia el uno por el otro, nos vinculamos con otros entablando relaciones complicadas y actitudes recíprocas de negligencia hasta que nuestra alma clamó al cielo en busca del Dios vivo…y de nuestra otra mitad.

Cada encarnación en la que anduvimos separados de nuestra llama gemela la dedicamos o bien a crear karma negativo o bien a saldar parte del que se interponía en nuestra reunificación. En ciertas ocasiones tuvimos algún tipo de relación con nuestra llama gemela -como marido y mujer, madre e hijo, padre e hija o hermano y hermana- con el propósito de desenredar los hilos negativos de energía que tejimos en nuestro subconsciente por medio del mal uso del libre albedrío.

Ahora, al finalizar este ciclo de la historia y encaminarnos hacia la era de Acuario, es el momento en que las personas que sirven a la luz en algún sendero espiritual necesitan aprender a contactar con su llama gemela. Quien promueve esta búsqueda es nuestro Yo Superior, si bien ello no se ha interpretado de manera correcta en el nivel físico. A menudo, cuando la gente se entera de que comparte una misión única con su llama gemela, empieza a buscar en el plano físico a esa alma especial en lugar de buscar la integridad dentro de sí. Ello significa dar un rodeo en el sendero de la liberación del alma. Lo que abre la puerta a encontrar y convertirse en uno con nuestra llama gemela es la relación que tengamos con Dios y con el Yo Superior.

La ley cósmica requiere que definamos en primer lugar nuestra identidad en Dios antes de que se nos revele el potencial espiritual conjunto con nuestra llama gemela. Porque hasta que ambos miembros no alcancen cierto nivel de maestría y unidad con su Yo real, normalmente son incapaces de hacer frente al peso de su karma negativo, el cual se va acrecentando por la presencia de la llama gemela. El mismo factor singular que confiere a las llamas gemelas su enorme poder espiritual -es decir, su mimético patrón de identidad- puede a la vez causar la amplificación de sus partes negativas.

Al final, cada uno de nosotros debe aprender a cambiar los patrones negativos, los metales de baja ley del ego humano, en el oro de nuestro Yo real o divino. A esto se le llama el matrimonio alquímico: el matrimonio de nuestra alma (el aspecto femenino de nuestro ser) con “el cordero” (el verdadero y perdurable yo espiritual, el aspecto masculino). El amor del amado Yo Crístico, esto es, la parte de nosotros que mantiene un contacto incesante con la Fuente -la Presencia YO SOY- es un amor incomparable. Se trata del Amado por el que los santos de Oriente y Occidente lo han dado todo.

Puede darse el caso de que tu llama gemela ya haya obtenido la liberación del alma y se haya unido a Dios; o tal vez todavía esté trabajando por conseguirlo. El lugar donde se encuentre -y cuál sea su estado de conciencia- puede ejercer una gran influencia en tu capacidad por encontrar la integridad. Puesto que ambos compartís el mismo patrón de identidad -al igual que una bola de nieve, única en todo el cosmos- la energía que emitas quedará grabada con un patron determinado. Conforme a la ley según la cual los semejantes se atraen, toda la energía que emitas irá a parar a tu llama gemela, ya sea dificultando, ya ayudándola en el sendero hacia la integridad.

Cuando envías amor o esperanza, dichas cualidades elevarán a tu llama gemela. Pero si por el contrario te sientes turbado por la frustración o el odio, también ella sentirá el peso de esos sentimientos faltos de armonía. En ocasiones, los estados inexplicables de alegría o depresión que te asaltan son los cambios de humor de tu media naranja que se graban en tu conciencia.

” En el nombre del Cristo, pido a mi bendita Presencia YO SOY y a la de mi llama gemela que nuestros corazones sean sellados como si fueran uno para la victoria de nuestra misión dedicada a la humanidad. Invoco la luz del Espíritu Santo para que consuma todo el karma negativo que limita la total manifestación de nuestra identidad divina y la realizacion de nuestro plan divino “.

Al decir estas palabras, aun cuando vivaís por separado en distintas esferas, podréis uniros espiritualmente en planos superiores y dirigir la luz a la vida de cada uno y a la de vuestra respectiva llama gemela para saldar su karma. Ese contacto interno aumenta la luz y el logro que cada uno tiene y libera el impresionante poder de la polaridad de tu amor, facultándote para permanecer imperturbable ante los conflictos que inevitablemente aparecerán a las puertas de quienes osen defender el amor.

De todos modos, no todos los amores bellos y satisfactorios para el alma califican a las llamas gemelas. Existe también el amor de almas cercanas y afines llamadas almas compañeras.

Un alma compañera es distinta de una llama gemela. Las primeras se unen porque se esfuerzan por dominar el mismo tipo de karma y desarrollar las energías del mismo chakra. Así, la atracción entre almas compañeras se basa en la labor sagrada y en el sendero de automaestría. Un alma compañera es algo parecido a la réplica de uno mismo en la materia trabajando en la misma labor con el fin de ejecutar un proyecto original para Dios.

María y José, los padres de Jesús, eran almas compañeras que compartían la responsabilidad de alimentar al Cristo que había dentro de su hijo. Sus respectivas llamas gemelas se hallaban en esferas superiores de luz manteniendo el armonía de la misión que ambos estaban llevando a cabo. Muchas personas que todavía están saldando karma y se encuentran en el sendero espiritual son atraídas hacia sus almas compañeras para realizar un dharma o una labor sagrada que comparten.

Aparte de las llamas gemelas y las almas compañeras, hay otro tipo de relación que solemos ver en un matrimonio: el kármico. En este caso, los dos miembros son atraídos el uno al otro para saldar el karma que les vincula. Estos matrimonios acostumbran a ser difíciles pero son importantes a la hora de obtener maestría en el sendero espiritual. Marido y mujer cosechan asimismo el buen karma de patrocinar y alimentar a sus hijos.

Algunos de esos vínculos matrimoniales ofrecen la oportunidad de reparar graves delitos de asesinato, traición o un odio extremo. En ocasiones, el único modo que tenemos de superar el registro de ese odio es a través del intenso amor que se manifiesta en una relación entre marido y mujer.

Dondequiera que se encuentre tu llama gemela, aunque sea un ser cósmico, necesita tu apoyo y tu amor. Porque, si tu estado vibracional es negativo, puedes estar impidiendo la actividad o servicio de un maestro ascendido, un ángel o alguien encarnado que esté luchando por la libertad, alguien que se haya alzado contra la opresión en la China o que se halle postrado en un hospital psiquiátrico, intubado y en estado vegetal.

Necesitas estar listo para encontrar a tu llama gemela. Te hace falta tener mucho autocontrol.

Tienes que amar el amor lo bastante como para respetarlo, mantener la paz y la armonía cuando los antiguos registros de conflictos del pasado salgan a la luz.

Tienes que aferrarte a tu sueño, sellar esas palabras desagradables, las críticas despiadadas, las respuestas cortantes y ofensivas, cualquier cosa que rompa en mil pedazos la matriz del regalo más hermoso que la vida te dará: el amor perfecto.


Una llama gemela no busca a alguien de quien cuidar. Una llama gemela busca tu integridad para complementar la suya a fin de que cuando, esteis juntos formando un circulo completo de Alfa y Omega, podeis servir a la vida que está necesitada, a otros que todavía no han descubierto la ley de su unidad.

Así, en cuanto te percates del hecho de que estás incompleto en algún aspecto, de que te falta tal o cual cosa, debes enlazarte con la matriz superior de tu integridad que existe y que se encuentra a niveles internos. Es la integrada de tu Yo crístico, la integridad de tu Presencia YO SOY, y tu unión total y eterna, divina, con tu llama gemela.

Tienes que afirmarla ahora mismo.

Debes tener una sensación de paz acerca de la integridad presente; y puedes tenerla porque existe ahora mismo en Dios allí donde te encuentres.

Cuando sientes esa paz, sólo entonces tienes algo que ofrecer a alguien, a la vida.

Cuando te envuelve la paz de la integridad, sólo puedes atraer de todas partes de los cielos más de esa integridad, más de la confirmación de lo que sabes que eres y de lo que eres en realidad.

Así que, cuando sientes que estas llenando la matriz, que tarde o temprano vas a saciar ese apetito, afirmas en presente: “Estoy colmado. Estoy lleno de luz”.

Con esta afirmación, con esa actitud divina respecto a tu estado, atraerás a cada persona, cada situación y cada circunstancia en tu vida, necesarias para la realización del designio cósmico, el cual puede o no incluir a tu llama gemela; aunque de todos modos no importa porque tú eres tu llama gemela.

“Mi Padre y yo somos uno:

Mi Madre y yo somos uno.

Mi llama gemela y yo somos uno.

¡Somos uno aquí y ahora!”.

Y nunca estás solo.

Eso es lo que todo el mundo busca en la vida; la persona que es íntegra y sabe que lo es, que utiliza su integridad para transmutar los deseos y carencias en el plano físico, los últimos vestigios del karma, y toda la diversidad de situaciones humanas que quedan pendientes de resolver en nuestra vida.

Esa es la clave de la unión con tu llama gemela. Y pienso que aquella afirmación de Ser es el punto de partida de una eterna felicidad.

Por tanto, recuerda: la simple carencia de alegría, de felicidad, puede estar privándote, desde el punto de vista externo, de más de cuanto jamás puedas soñar. Así que, tan pronto como te dejes caer en un estado de tristeza, de lástima de ti mismo, por leve que sea, o de mal humor, en ese preciso instante ten presente que tal vez hayas perdido la chispa de contacto con tu llama gemela.

Tu llama gemela no merece tener que presenciar tu mal humor, tu lástima o tus caprichos. Si eres capaz de entender la llama gemela como tu complemento divino, y respetas a Dios en tu vida, observate y di:

“Puede que no me lo merezca ahora, pero dentro de una hora sí lo mereceré. Voy a ser una persona nueva, de manera que seré irresistible a los ojos de Dios, de los ángeles, de los Maestros. Caminarán y hablarán conmigo. Se sentirán a gusto en mi casa. Y mi llama gemela me buscará y me encontrará"

Así pues, elige quien eres. Decide lo que vas a hacer. Pregunta a Dios. Y luego sal en busca de aquellos individuos que van a formar parte de tu equipo -tu karma de grupo- para servir al mundo.

Pongamos manos a la obra.

Solo al actuar es cuando hallamos a Dios:
Dios en nosotros y en nuestra llama gemela.
¡Te amo!

(Extractos de “Almas gemelas y Almas compañeras” de Elizabet Clare Prophet)
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Nuestro destino es alcanzar la perfecta unión en el corazón de Dios. Nuestra alma ha de pasar por varias encarnaciones hasta alcanzar un grado de perfección que nos permita dirigirnos a nuestro hogar celestial, después de haber realizado la misión en la Tierra conforme al Plan divino.

La fé en la Luz nos hace confiar en la existencia de la unión sagrada como complemento vital de nuestro Espíritu y nos enseña a celebrar la vida para así poder amar con total integridad.

La fuerza y la integración te pertenecen porque crees en el amor y en quien eres.

Abre tu corazón deja que fluya a través de él el rayo del Amor. La claridad brillará en tú alma, reflejándose en tus alas de gloria. Abrazarás la llama eterna del amor.

“Lo que Dios Unió, no lo separe el hombre” 

Demuestra tu integridad, respeta íntegramente la fuente. 
http://isismikael.blogspot.pt/2014/01/lo-que-dios-unio-no-lo-separe-el-hombre.html
http://www.lograndotuarmonia.com/almas-gemelas/lo-que-dios-uniono-lo-separe-el-hombre

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