lunes, 22 de agosto de 2011

SOLAMA - MENSAJES DE LUZ PARA DESPERTAR CONCIENCIAS



SOLAMA
MENSAJES DE LUZ PARA DESPERTAR CONCIENCIAS


Las saludo desde la Luz, soy Solama y desciende hoy aquí la Luz más pura, para cada uno de ustedes.

Ella, la gran Madre, está a punto de dar a Luz. Está envuelta en un manto azul, tejido con luz de estrellas y gotas de luna. Cristal, hierbas, en su vientre profundo, amoroso, está esa luz que late y crece, esa luz está allí, gracias a todo el amor que ella le tiene a cada uno de sus hijos.
Esa luz representa la unión de su luz con la Luz del Cielo, de su amado. Esa luz crece tanto, tanto que está a punto de salir y es un regalo para todos ustedes.

Ella me ha dicho con lágrimas en sus ojos, que es tanto su AMOR, que no teman, que no estén tristes, pues una madre nunca abandona a sus hijos. Algo nuevo nacerá para ustedes, que son guerreros de la Luz, que son semillas, que caminan sobre la tierra, iluminándola. Ella siente sus pequeños pasos.

Ella es una Madre que no castiga. Todo lo que ven que sucede en la superficie, no es un castigo, no es así, ella permanece dándoles su AMOR, su abrazo, los sostiene firmemente en la tierra, sigue generando el alimento que crece en su simiente y que florece en la superficie. 


Sigue inundándolos, con el agua que da vida y que también los nutre, con la tierra fértil, con los árboles, cuyas raíces profundas acaricia.

Tomen conciencia, que ustedes no son de aquí, pero hoy están aquí. Han venido aquí, en estos momentos para ayudarla. Ella, Gaia, Gaia, la Madre, los necesita hoy y los abraza en su corazón. Déjense abrazar por ese corazón amoroso, sientan su calor, que cura todas las heridas. Sientan el latir de ese corazón enorme, gigante, que solo alberga AMOR. Vuelvo a decirles, sólo alberga AMOR.

Ese AMOR, que los sostiene y que les dice, vamos, levántate, camina, ayúdame, ayúdate, ayuda a tu hermano, ayuda a la naturaleza, cree en mí. Yo estoy. Te escucho, escucho tu respiración, escucho el latido de tu corazón cuando caminas, en cada pisada, cuando duermes yo te envuelvo, te acuno entre mis brazos, si te acuestas sobre la tierra, sobre mí, puedo abrazarte aun más, más profundo y nuestros corazones pueden latir juntos, TU y YO. Madre e hijo, unidos en un solo corazón. En el AMOR, en la paz y en la Luz, pues eso es lo que debe ser, y eso es lo que será. Ten fe pequeño hijo, hija, que así será.

En la profundidad de los océanos, en lo alto del Cielo, en las montañas, en las llanuras, en la naturaleza, en la selva, en el bosque, en el desierto late mi corazón. Al abrir los ojos cada día, puedes verme, olerme, sentirme, tu boca lleva el gusto de mi aroma y tu piel también.

Estoy a punto de darte el mayor de mis regalos. Algo nuevo está pronto a surgir sobre la tierra mis pequeños, y estoy feliz de que así sea. Merecen, que así sea.

Vivan en la armonía y en la paz, sientan ahora, por un instante sus corazones. Lleven sus manos hacia ese lugar, sientan como late, como late ese corazón. Late porque le fue dada la vida, el fuego de la vida, la energía de la Luz, que es similar al fuego, pero es un fuego que no quema, está allí en lo profundo de su corazón, desde ese corazón, hay un tubo de Luz que los atraviesa.

Desde el corazón hacia arriba y hacia abajo, es un canal de energía. Su tubo de luz. Ese tubo se prolonga más allá del cuerpo físico que ustedes puedan ver. Va por debajo de sus pies conectándose con la Madre tierra y se eleva por encima de sus cabezas conectándose con el Cielo, con el cosmos, con la Luz de arriba. Deben aprender a estar conectados desde su corazón con estas dos energías.

Permitan que la luz de abajo, la luz de mamá tierra suba por su canal de Luz hasta su corazón. Es como el cordón umbilical que los mantiene unidos a mamá. Sientan como la Luz, dulce y suave, va ascendiendo desde el centro de la tierra y sube por sus pies a través de este canal de Luz, llega a su corazón y late allí, está unido a cada uno de ustedes.

Permitan que esta energía amorosa llegue a todo su ser. Llegue a cada célula, se desparrame, entreguen a la Madre Divina todo lo que ya no necesitan, entreguen todos sus miedos, sus dolores, sus angustias, y por ese canal llegarán a ella, y ella transmutará estas energías convirtiéndolas en Luz, sanará todo lo que hay allí, dentro de ustedes, como lo hace una Madre, libérense, despójense, entréguense.


Solama canta:

Te doy, mi dolor, Te entrego madre, Mi corazón.

Te doy, lo que soy, te entrego madre, todo mi amor.

Recibo luz, recibo amor, Late en mi, tu corazón.
Late en mi, todo tu amor.

Ya son, uno con ella, ahora es hora de que se conecten con el Padre de los Cielos, el tubo que va hacia arriba y sale por sus cabezas y se proyecta y se prolonga alto, alto, sin límites. No le pongan límites. Dejen que se expanda y permitan que ingrese la lluvia de Luz que viene de Papá Cielo. La fortaleza, la fe y el poder de Dios.
Tomen toda esa energía y llévenla a su corazón, para que desde allí, también se irradie a todo su cuerpo a cada célula. Entreguen a la luz todo aquello que quieran entregar, él las escucha y late en lo profundo de su cuerpo siempre, dándoles fortaleza y fe en todo momento, y permitimos que el cielo y la tierra se unan en lo profundo de nuestro corazón, de sus corazones que son como una Rosa.
Cada uno de ustedes, es la creación y la unión del cielo y de la tierra. El Padre y la Madre, ustedes, son el hijo. La trinidad vive en ustedes, y late en su corazón. Esa Rosa es el símbolo de esta unión. Madre, Padre, Hijo. Hijo querido, hijo amado, has regresado a casa. Te estábamos esperando.
Hablen allí con Dios, porque son parte de él. Sientan su presencia infinita, disfruten del silencio que produce este encuentro.

Son bendecidas.

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