miércoles, 18 de abril de 2012

BIDI -2 - Preguntas y Respuestas


BIDI -2
Preguntas y Respuestas
13 de Abril de 2012


Pregunta:
¿Dejar hacer permite llegar a despojarse de sí mismo, lo que llamaron “dejarse limpiar y lavar”?

Sí, mientras creas y juegues el juego de mejorar, lo que sea, tú te alejas del Absoluto o, al menos, el se aleja de ti. Porque mientras estés sujeta a jugar contigo mismo, y a jugar con una pseudo evolución, una pseudo comprensión, no haces más que permanecer en la ignorancia. “Dejar hacer” es exactamente eso. Mientras estés persuadido, o que tú te persuadas, que debes hacer esto o aquello, para ser mejor, para ser bueno, para ser alguien de más valor, permanecerás alguien. ¿Cómo puede ser diferente? El Absoluto no tiene nada que ver con un alguien y sobre todo tú. Recuerda: el Absoluto es placer total, completamente al contrario de lo que pasa cuando tú te ocupas de ti, porque la satisfacción será siempre efímera. El ego te pedirá siempre otra cosa, siempre.

Pregunta:
En un protocolo, sentí mi corazón embalarse. Rechacé esta manifestación diciendo que eso no pertenecía. Eso se detuvo, pero entonces mi mental se activó. ¿Habría hecho mejor en dejar la manifestación completamente?

¿Qué es lo que se manifestó? Una modificación de tu corazón, órgano. Más que de rechazar la manifestación o la modificación del órgano, rechaza el órgano. Es toda la diferencia. Es eso que permitió la manifestación o la intervención de tu propio mental. No puede ser manifestación alguna de lo que no existe, por lo tanto refutar una manifestación de algo que no existe, refuerza lo que no existe. No te equivoques de objetivo. La manifestación es un fenómeno agradable o desagradable que toma nacimiento, como lo has dicho, en alguna parte en tu corazón. Tú has rechazado la manifestación de esta anomalía y desapareció. El mental se basó en eso, es decir, en el corazón, para ponerse en movimiento. Este tipo de rechazo, reforzó la ilusión de ser este corazón que late. Tú lo has hecho volver a una normalidad, por lo tanto tiene una existencia: no desapareció, lo que fue una alegría para el mental. Pero eso forma parte de la experiencia. Y mientras constates que la experiencia (cualquiera que sea) no haga más que reforzar lo que es con experiencia, aunque este tipo de experiencia se detiene, en un momento dado, estarás cansado de las experiencias y el Absoluto podrá ser. El corazón se acelera, por lo tanto consideras que hay un corazón. Es difícil concebir una aceleración de algo que no existe. La emoción no es más que la consecuencia, es por eso que hablamos del mental, antes de hablar de la emoción.

¿Porque el mental, se apoya en qué? En la experiencia pasada. El mental no tiene, a priori, manifestación corporal, excepto cuando se vuelve demasiado pesado, donde cristaliza. La emoción hace participar al cuerpo, de una forma u otra. No puedes refutar una emoción. Puedes refutar lo que tiene una traducción de esta emoción, en el mental, porque tú te diriges, en este caso, a una consecuencia (en el caso de la emoción) pero no a la causa. Hay una especie de oscilación, de paso del uno al otro, entre la emoción y el mental. A menudo, la emoción pone en movimiento al mental. O el propio mental, cuando es suficientemente persuasivo, puede desencadenar una emoción. Me explico: el recuerdo de un sufrimiento, un duelo, es pues un proceso mental puesto que recurre a un recuerdo, a una memoria o a una historia. El recuerdo puede bastar para desencadenar la emoción. Rechazar la emoción del recuerdo, solo reforzará el recuerdo. Es exactamente lo que pasó.

Pregunta:
¿Tener la cabeza vacía y la impresión ya de no saber a qué apegarse es una manifestación del ego que afloja?

Es más bien una manifestación del Absoluto que se acerca, porque, si considere que es el ego que afloja, tu consideras que el ego existe. Y en consecuencia, tú te observas. Ahora (en cuanto a la secuencia, a las etapas o los Estados que conducen a no vivir más etapas), el sueño, el vacío, la impresión de ya de no tener lógica, participan innegablemente en una especie de puesta en marcha (pero vista del exterior) hacia el Absoluto. Si tú te vacías de ti mismo, mejor, el Absoluto puede tomar el lugar. Mientras exista la menor parte de ti, el Absoluto no puede Ser. No hay ninguna razón para que un espectador observe la escena, si hay una cortina y ninguna actuación. Es una primera etapa.

Pregunta:
¿Por qué, para algunos, el sueño se inscribe en una determinada futilidad y para otros aporta una calidad de Abandono al Absoluto?

Porque, a cada uno: puedo darle una respuesta que se opone diametralmente, porque me dirijo a su relativo. Y, para cada relativo, efectivamente, hay una respuesta, que puede ser estrictamente lo contrario, que para otro. Porque, en cuanto hay palabras, en cuanto hay preguntas y respuestas, efectivamente, la respuesta puede convenir o no convenir. Lo que es verdadero a tu relativo, no es verdadero en el relativo del otro, porque hay efectivamente, desde vuestro punto de vista, uno y otro. Aún así, este cuestionamiento, que tú te haces es importante. Ya que te permite ver la no comprensión, o la no lógica aparente, de una respuesta que puede ser lo opuesto para la misma pregunta. Pero la misma pregunta no concierne a la misma persona: hay por lo tanto dos. Para algunas personas, hacer nada, puede ilustrarse por la calidad de un sueño y en consecuencia de la Liberación que ocurre en ese momento.

¿Es qué durante el sueño, uno se plantea la cuestión del mundo? ¿O se plantea la pregunta sobre la persona? ¿O uno se plantea la pregunta sobre alguna Realización? Por lo tanto, el sueño es Absoluto. Simplemente, el yo no tiene ningún recuerdo, sino, el yo quedaría durmiendo eternamente y el Absoluto tomaría todo el lugar. La palabra futilidad no se aplica al sueño, sino a tú sueño, en este marco preciso, y solamente en este marco, puesto que es en este marco que busco mostrarte. Como los Ancianos y las Estrellas se lo dijeron largamente: nadie puede pasar la puerta en vuestro lugar. Tomar conciencia que existe un teatro y todo su contenido es esencial, como si, desde el punto de vista del ego, fuera necesario, para finalmente desviarse del yo, crear aún más ego, más yo. La experiencia conduce a la experiencia.

Pero el exceso de experiencia va a terminar por matar la experiencia. Pide a un niño de construir una casa con piezas de madera, si tú no le das suficientes partes para construir, te va a decir que no puede construir la casa. Da al niño el número exacto de partes, y el va a construir la casa. ¿Si le das, ahora, tres veces más partes que lo necesario, qué va a pasar? Hará una casa, o dos casas, o tres casas. Pero da él, ahora, diez veces más partes. ¿Va a construir diez veces la misma casa? No. Va a cansarse. Es el mismo principio exactamente para el ego y para el Sí. El envase, el cuerpo (el cuerpo de comida como el cuerpo de deseo), no puede contener más que él mismo. Observa incluso la existencia del deseo, cualquiera que sea: se colma en un momento dado y tiene necesidad de reproducirse, y el sentimiento de satisfacción se aleja cada vez más. Así es con todo yo. Cuando tú no respondes ya al deseo, sino que tú te haces la pregunta: “de dónde viene este deseo”, ya es un primer paso. Las comidas del ego, cualesquiera que sean, sobre todo en el camino espiritual, van a alimentar al ego, ese es su objetivo.

Pero vendrá un momento en que, alimentado demasiado, el ego constatará, con pérdidas y estropicio, que no avanzó una pulgada, ya que no puede avanzar, no puede sino borrarse. Es el propio del cuerpo de deseo. Se llena, pero hay límites y en consecuencia se vacía, y se rellena, y se vuelve a vaciar. Después, va a pretender llenarse con otras cosas. Se llena y vuelve a vaciarse y viene un momento en que la estupidez de esta conducta aparece crudamente, más o menos rápidamente, según su tiempo. Pero todo deseo es hecho para satisfacerse, pero cuando se satisface, nace otro deseo. He aquí pues la estupidez de toda búsqueda espiritual. No hay nada que buscar. No hay nada que encontrar. Entiende eso. Añaden sentido (o intentan encontrar del sentido) a lo que no tiene ningún sentido, puesto que es efímero. Es lo propio del ego y el juego de la personalidad.

Pregunta:
¿Es normal tener el deseo de pintar un muro o hacer jardinería?

En el tengo necesidad de estar ocupado, no hay ni normalidad ni anormalidad. Sólo hay que cambiar de mirada. No eres el que pinta. No eres quien cultiva un huerto. Deja hacer eso. Hazlo, si eso te ocupa, si hay un impulso. No juzgues el impulso. Es como para la emoción: tu cuerpo reclama la comida, y tú se la das. Tu cuerpo reclama de evacuar líquidos, vas a los aseos. Y tú no te preguntas si es normal o no. Has del mismo modo para todo lo que te interesa, para este cuerpo o estas emociones o de este mental. Pero no eres eso. Cambia de punto de vista. Si cultivar un huerto o pintar, implicara una Liberación, eso se sabría. Por otra parte, eso es también una derivación del mental.

No hay pues ni que culpabilizar, ni a encontrar eso normal o anormal, ni incluso a plantearse la cuestión de porqué. Simplemente, intenta colocarte, inicialmente, en observador: ¿Qué es lo que tomas de eso? Y a continuación, acepta que lo que se da (de agradable o de satisfacción) no eres tú, más que otra cosa. Lo que se juega, allí, es siempre teatro. Ninguna actividad de este mundo (social, espiritual, emocional) te liberará. Generalmente por otra parte, es incluso al revés, a través del deseo y la reproducción, o el sentido del deber o del honor, o lo que es aún peor: la voluntad de bien, a nivel espiritual, con el sentido de una misión, con el sentido de algo que debe realizarse que lo mantienen el ego o el Sí.

Pero, que eso se haga, o no se haga, lo más importante es asumir que no eres nada de lo que se realiza. Se consciente que tu juegas. Ten conciencia que te das placer. Pero que eso no es, de ningún modo, alguna Liberación, ni incluso una Realización. Por supuesto, en otros registros, el protagonista, el artista, va a estar convencido de llevar a cabo un sacerdocio, una misión, un servicio. El Absoluto no tiene nada que hacer de todo eso. Se ríe incluso de todo eso porque, mientras estén llenos de eso, no son Absolutos. No es cuestión de detener eso, sino, como se dijo, dejar hacer, estando lúcido. Y, estando lúcido, constatarás por ti mismo que muchas cosas cambiarán. En resumen, no es ni normal, ni anormal.

Pregunta:
Si me planteo la cuestión de: “¿quién soy? “Experimento la sensación de volverme vacío, mi cuerpo se pone a vibrar y es como si flotaba. ¿Qué es lo que causa eso?

Calificaría eso, si se puede llamarlo así, de base al Absoluto, pero incluso eso debe desaparecer. Es, se puede decir, la última construcción. Porque efectivamente, al plantearte la cuestión de: ¿“quién soy? Desemboca inevitablemente no sobre el Sí, sino sobre el no sí, eso que el ego va a traducir, como el vacio, la nada, el vértigo, que es lo previo a que el Absoluto de revele en ti. No eres este vacío. No eres tampoco lo que percibes ahí en ese momento. Pasa del otro lado o, como ya se dijo, detrás. El Absoluto está allí.

Pregunta:
¿Qué entiende usted por: el Absoluto esta allí, detrás?

Si quieres una precisión sobre el Absoluto, es imposible. Detrás, es decir, dicho de otro modo: no hay teatro. Detrás es la noción de estar como en emboscada. El Absoluto espera que tú pases. Espera que estés vacío para Ser, pero él siempre ha estado allí, salvo para ti. Ningún relativo podría existir sin el Absoluto. El relativo desaparece, a partir del momento en que se sabe relativo y se acepta relativo. No es una voluntad, ni la expresión de un deseo, es la perspicacia de la ilusión, del decorado del teatro, del actor, del espectador y del teatro. En ese momento, la carcajada llega, tú estás listo. Lo que estaba detrás está delante. Es decir no pueden ignorarse ya. Tú eres Absoluto.

Pregunta:
¿Existen afinidades entre las conciencias, en el Absoluto?

Sí, a veces en función quizá, del origen de las razas, si se puede decir de algo que no tiene origen, pero, que sin embargo, pasó por un lugar (que no es una memoria) sino una coloración. Recuerda que el Absoluto no es una conciencia. La conciencia es ya una proyección. Y toda proyección encuentra una afinidad a través de otra proyección, es decir, otra conciencia. Como para la personalidad, también, en la conciencia, es necesario dejar hacer. No dar más peso a eso que no lo tiene, que está vinculado a esta famosa coloración. El Absoluto no puede ser afectado por algún juego de la conciencia. Lo ve, pero no participa. De la misma forma que debes ver tu ego, no para juzgarlo, sino para refutarlo. No puedes refutar lo que no ves. No puedes refutar, sino lo que ves. Lo desconocido no puede ser conocido. Es la única cosa que no puedes refutar, y es en ese sentido, la única búsqueda y la única posibilidad de vivir el Absoluto. El ego podrá siempre decirte que eso no es verdadero. Yo respondería entonces: ¿cómo puedes tú saberlo, puesto que no lo has vivido? Es una proyección y eso no es vivirlo. El ego sólo existe por suposición, o por pasado (experiencias pasadas).

Pregunta:
¿Qué lugar puede tener la fe en el proceso de acceso al Absoluto?

El peor de los lugares, porque la fe es resultante de la creencia. No existe más que una determinada forma de fe, que les ha sido resumida por algunas Estrellas (en particular, en las intervenciones de HILDEGARDE de BINGEN del 31 de Marzo de 2012 y 25 de Octubre de 2010). Pero existen, es necesario decirlo, muy pocas conciencias capaces de tal fe. Generalmente, la fe no es más que una coartada para una buena conducta. Mientras la fe no es una experiencia, permanece una creencia. La fe puede desembocar, para algunas conciencias, y transformarse en esta famosa, Tensión hacia el Abandono y en consecuencia, en el Abandono del Sí, que se los recuerdo, es también, una refutación del ego. Así pues, si la fe te conduce a la refutación del ego, está perfecto. Pero, generalmente, no hace más que reforzar el ego, colocándolo en una falsa humildad y falsa simplicidad porque es exclusivamente de este mundo y no permite en ningún caso el acceso al Absoluto. Eso sigue siendo lineal, eso se llama la voluntad de bien, se llama las buenas acciones.

La fe, generalmente, los aleja de la autonomía, y aún más de la libertad, porque ella los obliga a reglas. El Absoluto no puede ser limitado por ninguna regla, sobre todo espiritual. Es un señuelo del ego. Diría: que es una estafa camuflada. Me parece por otra parte, que en vuestra tradición occidental, se dijo; que el que tenía fe podría desplazar montañas, pero si no tenía el Amor, no ganaría nada. El problema, es que el ego habla siempre de amor, él hace una reivindicación. Pero saben, quizá por haberlo vivido, que el amor humano es condicionado y condicionante, mientras que el Amor Vibral es, incondicionado e incondicionante. Eso fue dicho ayer por UN AMIGO (12 de abril de 2012). El amor humano es una proyección en el ser amado, en una búsqueda, pero no es una vivencia en sí, para sí: sin eso, eso se llamaría la Realización.

La Liberación es otra cosa. Hasta cierto punto, la vivencia del Amor total, más allá de todo Sí, por la Onda de Vida, por el Manto Azul, se acompaña, de una ausencia de focalización, de proyección o de cualquier localización, incluso, en una forma limitada existente. Hay, en este Amor Absoluto, incondicionado e incondicionante, lo que llamaría una permutabilidad. Ustedes Son ustedes, y son cada uno de entre ustedes. No es un ideal, pero es la estricta verdad de lo que se vive. La fe va a darles la compasión. La fe va a desarrollar el sentido del servicio, de dedicación, que es una primera etapa, pero que es relativa. No de la fe como objetivo. Es un elemento que puede servir o no servir.

Pregunta:
¿Es la fe que me da a veces el sentimiento de estar conectado a la Eternidad, a algo que tiene que ver con el Absoluto?

Absolutamente no. La fe, a lo sumo, puede ser lo que acabo de expresar: esta famosa Tensión hacia el Abandono. Pero la Tensión hacia el Abandono no es el Absoluto. Es una impresión, como lo has dicho. Es algo que te da el sentimiento de... Pero el Absoluto no será nunca una impresión o un sentimiento. Considerar eso, es considerar que existe un movimiento. El Absoluto no es un movimiento. El movimiento percibido por la Onda de Vida en acción no es más que, el ajuste o el reajuste del ego, o del Sí, al Absoluto. Si puedo emplear esta expresión, el Absoluto Es, y es por tanto inmóvil. La traducción, en lo que es efímero, es el movimiento. El sentimiento de la Eternidad no es la Eternidad: es una emoción. Mientras exista emoción, el Absoluto no puede Ser: sigue siendo un ideal colocado en otra parte que en ti. Va a traducirse, siempre, en la puesta en acción y en movimiento de algo destinado, a reproducir eso. Eso se llama el cuerpo de deseo.

Pregunta:
¿Cómo la Onda de Vida y el Manto de la Gracia pueden disolver lo que no es, si el Absoluto está más allá de la Onda de Vida y del Manto Azul de la Gracia?

No se dijo nunca que el Manto Azul de la Gracia era el Absoluto. La Onda de Vida, la perciben, obviamente. ¿Quién es que lo percibe, sino es este cuerpo, este ego o este Sí? El Absoluto no es ninguna percepción. Por el contrario, son (como eso se dijo) formas de testimonios que traducen, si se puede decir, una forma de acción (o más bien de interacción) entre el Absoluto y el resto. Recuerden que no hay posibilidad de pasaje del uno al otro, incluso si existe, efectivamente, esta interacción. En un momento dado, es necesario ya no existir, es necesario desaparecer, lo que quiere decir salir del parecer y salir incluso del Ser. El Absoluto está siempre allí, pero viene a ustedes a partir del momento en que están vacíos.

Pero, para ir hacia este vacío, es necesario construir bien algo, porque es muy difícil para el ego que no construyó estas casas (un determinado número), de abandonarse completamente, al Absoluto. Esto pasa por especies de etapas, una especie de concientización, donde la conciencia parece cada vez más amplia, trayendo la no separabilidad del Sí, a la transformación del ego hacia el Sí. Y luego, en un momento dado, todo eso también debe abandonarse. Pero el Absoluto no será nunca el Manto Azul de la Gracia, ni incluso el Sol, ni ustedes mismos. Y con todo, la conciencia del humano, encerrada en un relativo que es este cuerpo y el cuerpo de deseo, puede vivir la experiencia del Absoluto, porque eso no es una experiencia: es la Vida. El testimonio es lo contrario incluso del testimonio del ego. El ego, lo saben, calcula, reflexiona, en términos de dualidad bien-mal, placer-desagrado, positivo-negativo.

El Absoluto no es nada de todo eso. Él es permanencia. Nada puede afectar al Absoluto. Si se afectan, no son Absolutos. En un momento dado, deben también liberarse y todo eso, debe aparecer y luego, desaparecer. Aparecer, como en la escena de teatro: en una escena más iluminada, decorados más afinados, un protagonista más perspicaz y la toma de conciencia del espectador, incluso del teatro. Lo que permitirá ser Absoluto, cuando el teatro no exista ya. El alumbrado (que es llevado por la percepción y la Vibración) permite una especie de movimiento que va, alejarse del ego, para ir hacia el Sí. Hay, realmente, un cambio en lo lineal. Este cambio de lo lineal es un impulso que conducirá, en un momento dado, a no ser todo eso.

Mientras permanecen convencidos (de que lo vivieron, o piensan vivirlo), las Vibraciones van hacer otra cosa de ustedes, que conducirlos al Sí, y no vivirán el Absoluto. Deben pues, como se ha dicho, renunciar a todo poder espiritual, a toda manifestación llamada espiritual. Es necesario ir, de la misma forma, más allá del sonido, como lo dijo UN AMIGO, en el Yoga de la Eternidad. Este yoga no es un yoga: es simplemente la sensatez, la lógica. Recuerden, que la lógica del ego sólo se inscribe siempre en la acción-reacción. El Sí les permite vivir la Acción de gracia, la Fluidez, el Sincronicidad, la Unidad. Vayan más allá. Acepten perder lo que finalmente, nunca no se conquistó, puesto que, de todas maneras, eso será efímero. ¿Quién puede decir lo que va a pasar a ser su kundalini, cuándo este cuerpo desaparezca? ¿Qué va a ser la Corona Radiante del corazón, cuando no haya más cuerpo? ¿Entienden eso?


Original en francés
www.autresdimensions.com
Canalizado por: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
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Traducción: Hedyn Núñez

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